ung Beef se vino a Barcelona hace un año con su compadre Khaled, dejando atrás Granada, la ciudad en la que nació. «El Raval me recuerda mucho al Albaicín, me siento como en casa», explica. También dejó atrás Kefta Boys, el grupo de hip hop en el que escribió sus primeras rimas, y con otros jóvenes raperos -el productor Steve Lean y D.Gómez, MC madrileño que antes participaba en Corredores del Bloque- decidió empezar de cero como Pxxr Gvng, la que es hoy la sensación más explosiva del rap español, el mayor fenómeno de fans desde Violadores del Verso.
«Esto va en serio», afirma Yung Beef. «Las otras bandas en las que estábamos eran básicamente organizaciones criminales que de vez en cuando hacían música. Pxxr Gvng es exclusivamente música. Los que teníamos ganas de currar y divertirnos con el rap entramos en esta movida».
Para Fernando no se trataba de dejar atrás la mala vida, básicamente porque siguen viviendo en el mismo entorno empobrecido, desestructurado, en el que cada día es una lucha por la supervivencia -«lo de antes yo no lo entiendo como mala vida, era mi vida»-, sino de probar otro tipo de estrategias, más creativas que ilícitas, para dejar su huella en el barrio.
Pude hacerle una entrevista y estosson los resultados que obtuve:
Para empezar, preséntate a los lectores.
Mi nombre es Dani, artísticamente me conocen como D. Gómez o Kaydy Cain y, nada, le echo cara a la vida y hago trap, que básicamente es música callejera, de barrio, pobre, que se hace con poco.
¿Y esta muchedumbre que te rodea?
He venido con mis colegas de Carabanchel, Takers Squad, a vender unas camisetas y a hacerme unas fotos con los chavales.
¿Y qué hace aquí la policía, quitándole la droga a la gente? Movéis masas, movéis a la pasma…
No, nosotros hemos movido a masas, y las masas han movido a la policía, que ha visto el bulto y se han acercao. Pero vamos… Fuck chivatos.
¿Cómo describirías tu estilo de vida?
Comer, fumar y follar. Es lo que me hace feliz.
¿Y qué demonios es eso del swag?
El swag es algo que existe, tío, está ahí. Es como el swing, el tumbao, el duende en el flamenco… Es la magia.
Pero los swaggers tenéis una estética, vais todos parecidos, con chándal, oros, riñonera…
Yo creo que eso el estereotipo que se ha querido vender, pero en realidad es algo más espiritual. Por ejemplo, Julio Iglesias o el Dioni tienen mucho swag.
Hablemos de tus tatuajes. ¿Son para ti una forma de expresión o te los haces a la buena de Dios?
Muchas veces, no es más que pasar el tiempo. No me los pienso demasiado, llego allí y no sé ni lo que me voy a hacer, me lo busco en el móvil rápido. Tengo unos cuantos [extiende sus brazos]: Bender, que es el rey, el caballito de Polo Ralph Lauren, los Rasca y Pica, el rapero Notorious BIG, Tommy Hilfiger, Hello Kitty… ¡Aquí hay de tó, hermano!
¿Y ese beso que te has tatuado en la cara tiene algún significado?
Es un beso de mi mamá, representa el amor de madre. Lo intentamos hacer igual, pero la verdad es que no salió como en el papel.
¿Y los collares de oro ?
Nada, hermano, blinblineo. Esto es de mentira, esto no es más que pa aparentar. Cuando nos forremos de verdad ya los llevaré de oro y diamantes.
[Se acercan dos niños y le piden sacarse una foto con él].
¿Cómo es tu relación con los fans?
Muy buen rollo, ¿no ves que son chavales que son lo que he podido ser yo con su edad? Chavales que están en la calle, buscando vida.
[Y ahora, un fan cani me quita la grabadora]: Este es un máquina, el Dani. Canta bien, el chaval. Y no veas qué porros se hace.
Ya que el niño ha mentado los porros, ¿qué opinas de las drogas?
¡Las drogas son la verdadera salud! ¡El bienestar absoluto! [Risas]. Yo no sé nada, hermano, pero creo que menos el agua y la comida, todo es droga.
¿Qué sustancias usas tú?
Pues me hincho a porros. Las demás, cuando voy de fiesta.
¿Cuál es la droga swagger por antonomasia?
Todas. Hay drogas de todo tipo en todas las clases sociales, hermano, eso no va deswaggers ni de pollas. Aquí hasta el rey se pone.
¿Y qué hay del sexo? ¿Se liga más teniendo swag?
Bueno, hay de tó. Yo estoy casao, tío, pero hay amor libre, cada uno puede hacer lo que quiera, hermano. No hay que cortarse.
¿Cómo les llamáis a las mujeres?
Las rachets, las niñas, las shorties, las bebas, las churris, las chonis, las pirris, las jevas…
En la última canción de PXXR GVNG pronuncias unas 20 veces la palabra “puta”.
Lo de “puta” es un poco un comodín, hermano. Se lo puedo decir a un niño o a una niña y no es necesariamente porque se acueste con mucha gente. También puede ser un insulto, como chivato, como mala persona o persona de calle. De hecho, ya ves que digo que “yo soy más puta que ninguna”.
¿Este curioso lenguaje que utilizáis viene de la calle o es invención vuestra?
Yo no he inventao nada, hermano, está todo inventao. Es la jerga con la que nos hemos criao. En mi barrio hay gente de todas las nacionalidades y la jerga va ahí. Yona más que voy reciclando de mis primos, somos una familia.
Y la violencia también juega un papel en vuestras vidas. Por ejemplo tuvisteis una trifulca con otro rapero.
Sí, a NY le dimos un tortazo de castigo, pero na más. Como a un chaval cuando se porta mal, como un padre a un hijo, un tortazo pa corregir al chaval.
Pero tocáis la violencia de una forma lúdica, no como el rapero Jarfaiter, que lleva un rollo más hooligan.
Jarfaiter es tonto, hermano, seguro que pega a su madre y todo. La gente que no venda humo, que no me lo fumo. Pero no, yo la violencia nunca la he compartido, es algo que vende, las cosas como son, es como el sexo. A mí un combate de boxeo me encanta, pero no es algo que tengas que ir buscando, ni mucho menos. Es algo que surge.
O sea, que solo le metes a quien se lo merece.
No, a quien se lo merece, no. Yo no voy por la vida dando yemas, hermano. El que tiene calle ya sabe cómo va esto, a mí me han dao una chuleta alguna vez y me idopa casa diciendo: “qué bien, por lo menos es una chuleta y no una puñalá”.
¿Cómo te ves dentro de diez años? ¿Todavía pobre o ya millonario?
Millonario no, porque to lo que tengo me lo pulo y, como estás viendo, somos muchos, tío. Yo en el momento que como yo, quiero que coma mi hermano, luego quiero que coma el otro y hasta que comamos todos bien… Hay muchas bocas que alimentar, mucha hambre, así que de millonario ná.
Por último, envía un mensaje a tus fans.
Pos a mis fans qué les voy a decir, que los quiero mucho. Paz. Y que la chupen los chivatos, que la chupe [el rapero] Dellafuente, que es un maricón. Y poco más.
Pxxr Gvng -que debe leerse como 'poor gang', la pandilla de los pobres- es para estos cuatro chavales, de entre 18 y 24 años, una manera de hacer crónica del gueto a pie de calle, de la delincuencia y de la precariedad, de los porros fumados en los parques y las plazas -durante toda la entrevista no dejan de fundir hachís y liar petas- y de los lazos que unen a la pandilla, entre sí y con su entorno. Con la suerte de que se ha convertido en una comunidad de cientos de miles en internet. Pxxr Gvng es un verdadero fenómeno social.
Cualquier vídeo que cuelgan en YouTube se viraliza en cuestión de horas -el de Pimpin, que recoge imágenes de su actuación masiva en el pasado BAM, lleva más de 200.000 reproducciones desde el 13 de octubre-, y cualquier nueva información relacionada con el grupo se debate en ForoCoches; las chicas, en definitiva, los reconocen por la calle y les piden hacerse fotos.
«De esto, por ahora, no esperamos nada», admite Fernando. «El grupo lo montamos para ver qué salía, y de momento tira bien. Para nosotros ha sido la posibilidad de vivir de nuestro hobby, de llevarlo al máximo. Yo tengo que cantar mis necesidades, y si a eso le puedo sacar algo de dinero, mejor. Yo sé lo que es estar fregando platos durante 11 horas y no quiero volver a esa vida. En el estudio, haciendo música, calentito, se está mucho mejor».
Pxxr Gvng, por ahora, no viven de la música, básicamente porque todo lo que han hecho existe exclusivamente en internet. No hay discos de Pxxr Gvng en las tiendas, no suenan en la radio: todo está en Soundcloud, en YouTube, acumulando reproducciones,likes y comentarios a favor y en contra. Cada vez más les salen propuestas para montar fiestas, pinchar y dar conciertos -el que tienen marcado en rojo, «lo más importante ahora para nosotros y el que nos motiva a trabajar en serio», es el del próximo Sónar, en junio-, pero ellos no se quieren precipitar.
«El dinero no es nada», cuenta Fernando. «Si tienes dinero es para partirlo con tu gente. Queremos cambiar la mentalidad de lo que es ser rico y ser pobre. Rico es el que comparte. Hay gente con millones, pero que no sabe lo que es una sonrisa. Quien menos tiene es quien más te da. Ahora no tenemos ingresos por la música, hemos invertido tiempo y no hemos recuperado nada, no comemos de esto, pero todo eso es relativo».
Para comprender el fenómeno Pxxr Gvng hay que pensar en el público al que llega y que los adora: adolescentes sin otro pasado musical que el consumo masivo en la red, educados en el hip hop de la nueva generación: una voz joven que les habla directamente, en un código compartido. Ayuda a la proyección del grupo una cierta identificación con los arquetipos de las boy bands -Yung Beef es el líder carismático, guapo y de buen corazón, pese a su aspecto de malote; D.Gómez tiene algo de flamenco, de rapero que se tatúa a Camarón; Khaled es la voz de la inmigración magrebí y hasta rima en árabe; y Steve el adolescente bien arreglado, el swagger discreto-, pero lo que más fuerza da a Pxxr Gvng es su conexión con la más radical modernidad en el hip hop.
«Estamos muy distanciados de la anterior generación del rap en España», admite Yung Beef. «Salvo excepciones [se libran Sólo Los Solo y el primer disco de 7 Notas] nos han vendido la peor música posible. A mí no me ha inspirado el hip hop de aquí. El sonido siempre ha sido patético. Me inspira más el hip hop latino». Cuenta Fernando que, de pequeño, su padre le ponía discos de Cypress Hill y Digable Planets. Más tarde, descubrió el reggaetón, un sonido muy presente en la estética de Pxxr Gvng. «En el reggaetón hay cosas alucinantes. La gente se ha quedado en la superficie, con la imagen de Matías Prats en las noticias presentando un vídeo de culos y cochazos. Con la salsa no hubo ese problema, porque la salsa no vino con una ola de inmigración. El reggaetón es la salsa de ahora, pero no se tolera porque España es racista».
El sonido de Pxxr Gvng es poliédrico y en perfecta sintonía con lo más radical que se hace en Estados Unidos. Nadie en España suena igual:tienen desde las bases gaseosas del llamado vaporwave y artistas como Lil B, al futurismo duro y lumpen de artistas de la escena de Atlanta como Migos. Y, sobre todo, tienen trap, esa ola de hip hop electrónico, sincopado y épico, que arrasa entre los quinceañeros y que trata sobre cocaína, sexo y fiesta despreocupada. Pero donde más ha ganado adeptos la crew del Raval -y cosechado detractores- es en las letras.
Pxxr Gvng es un fenómeno de fans, y a la vez diana de numerosas críticas por frases en sus canciones que se han interpretado como chulas y misóginas, propias de canis -sólo hay que leer el odio que alimenta muchas discusiones en YouTube. Fernando intenta desmentirlo. «El rap español siempre ha sido egoísta, pero el nuestro es humilde. Tenemos orgullo, pero no a costa de los demás. Sabemos pedir dos euros si los necesitamos. Nosotros compartimos. Hay un código en nuestras letras que sólo comprendes si estás en el barrio. Yo a mi amigo [señala al primo de Khaled] le puedo llamar 'moro', y a mi amiga la puedo llamar 'puta', pero eso no me hace ni racista ni misógino. No hay ningún prejuicio detrás: es nuestro código. Sólo la gente con prejuicios puede pensar eso».
El futuro de Pxxr Gvng todavía está por escribirse. Por ahora, son cuatro jóvenes de la calle, curtidos por una vida precaria, pero con los oídos muy abiertos -«lo escuchamos todo, estamos todo el día en internet»- y una actitud punk para hacer las cosas: las canciones se escriben al momento y se cuelgan en la red sin esperar, sin preocuparles si suena bien o mal. Los cortejan las discográficas, los fans y los haters se pelean por ellos, y de mientras flota la sensación de que el futuro del rap español, el cambio en las reglas del juego, está en sus manos. 2015 será el año.